¿Cuál es el futuro de los coches con GLP (Gas Licuado del Petróleo) en el escenario europeo?
El futuro de los coches con GLP (Gas Licuado del Petróleo) es incierto, marcado por ventajas económicas y ecológicas, pero afectado por la presión de las políticas medioambientales y el avance imparable de los coches eléctricos.
Ventajas y realidad actual
El GLP sigue siendo una alternativa destacada respecto a la gasolina y el diésel, ofreciendo:
Menor coste por litro y menos emisiones contaminantes (sin plomo, benceno ni azufre).
Ventajas legales en España, como acceso a la etiqueta ECO, que concede beneficios en zonas de bajas emisiones y ciertas ventajas fiscales.
En los últimos años la demanda de coches GLP ha aumentado, y aún hoy se matriculan miles cada año, destacando modelos como el Dacia Sandero y Renault Clio. Además, el mercado mundial de vehículos GLP aborda una tendencia de crecimiento, con proyecciones de aumento del 7,5% anual hasta 2034.
Limitaciones y retos
A pesar de sus ventajas, existen retos importantes:
Red limitada de gasolineras que ofrecen GLP, lo que dificulta la operatividad para muchos conductores.
Menor oferta de modelos nuevos, ya que muchas marcas han anunciado el final de los motores GLP en los próximos años (Fiat y otros fabricantes ya han eliminado este combustible de su portafolio).
Posible retirada progresiva de incentivos fiscales o ventajas ante la presión de las normativas medioambientales europeas, que ya fijan fechas para prohibir los combustibles fósiles tradicionales.
¿Desaparecerán los coches GLP?
Aunque algunas fuentes apuntan a que en torno a 2035 cesará la venta de vehículos con motores fósiles (incluido el GLP), el GLP parece que será el primero en quedar obsoleto frente a los eléctricos, ya que aunque emite menos que diésel o gasolina, sigue siendo un combustible fósil.
Sin embargo, en el corto plazo, siguen existiendo argumentos para apostar por el GLP:
Permite adaptar vehículos gasolina con baja inversión y obtener la etiqueta ECO.
Rentabilidad económica si se accede con facilidad al repostaje y se recorren grandes distancias.
Facilidad en mantenimiento y durabilidad similar al motor de gasolina.
El GLP como solución de transición
La opinión general es que el GLP seguirá siendo una opción válida como combustible de transición hasta que la infraestructura del coche eléctrico y las tecnologías de movilidad sostenible se estabilicen completamente, sobre todo fuera de los grandes núcleos urbanos.
Por tanto, hoy el GLP representa una opción práctica y menos contaminante frente al diésel o gasolina, pero a medio plazo su protagonismo se reducirá paulatinamente en favor del coche eléctrico y otras energías aún más limpias, como el hidrógeno.
En resumen: El futuro de los coches con GLP será limitado a medio y largo plazo, pero todavía representa una alternativa real, ecológica y económica para determinados conductores en la próxima década.













